Epifanías y paramnesias
- Camille
- 1 may 2017
- 2 Min. de lectura
Hoy fue un día terrible, me he comprometido con alguien a quien no quisiera ni besar, no es que sea feo, su aspecto es pasable, pero huele a relaciones fracasadas y ex insuperadas. En estas situaciones es cuando pienso profundamente cambiar de trabajo, recuerdo lo que me dijo Fernando aquel día en el metro, tal vez no sea tan libre como quisiera, pero necesito dinero para pagar el alquiler y ya me falta poco para lo que he venido ahorrando, así que, esto de seguir aguantando críos indeseables, ya casi acaba.
Por otra parte, la he pasado muy mal con el asunto del flaco, me siento realmente vacía, tanto así que acepté verme más seguido con este crío y dejé que me lo hiciera por atrás demasiadas veces. Me siento una mierda, a tal punto que, si el taxi donde venía se hubiera estrellado, valdría tres hectáreas de girasoles una posible muerte, quiero decir que, mi alma no estaría afligida a este mundo por nada ni nadie. Quisiera llamar a mi mamá y contarle todo lo que me está pasando, pero seguramente no me contestaría el teléfono. Y qué decir de Mariana y Ximena, solo están cuando ellas están mal, igual no suelo ser ese tipo de persona que necesita ayuda, siempre lo he hecho sola y siempre lo haré.
Querido diario, sé que hace mucho no te escribía sobre lo que estaba pasando conmigo, quiero decirte que me hacía falta desahogarme, ya sé que es raro, incluso llega a ser patético entender como una persona puede sentirse mejor hablando con un lápiz y un papel que con otra persona, pero querido diario, tienes tú el don de hacerme llorar escribiendo, de hacerme reflexionar, de hacerme volar. Tienes tú el don de ser lo que yo soy.
He tenido situaciones indescriptibles últimamente, siento que estoy en un sueño, uno realmente largo donde sé lo que pasará, pero, sin embargo, al rato lo olvido y entro en una inmediata sucesión de hechos. Hace unos días me pasó algo que realmente me preocupa, sentí que el flaco ya había muerto antes. Me levanté pensando como siempre en lo mucho que me hace falta, de un momento a otro tenía esa sensación de ya haber experimentado el dolor de su pérdida, por lo que de una u otra manera me sentí segura de que estaría bien. Hoy nuevamente sucedió, pero con este crío, cuando me dijo que creía estar enamorado de mí sentí que ya me había pasado, pero, vagando en mi memoria nunca había sido así, creo que por eso le dije que era normal que los clientes se enamoraran de mí, porque ya me había pasado. ¡Mierda! ahora que caigo en cuenta, ningún cliente se ha enamorado de mí. ¿Por qué acepté la propuesta?, creo que el hecho de que el flaco haya muerto me está volviendo loca.
-CAMILLE.
Comentarios